domingo, 26 de octubre de 2008

Elecciones.


Hace poco conocí a alguien famoso, reconocido, admirado. Recuerdo que él entró y se paró cerca del escritorio donde yo estaba sentada. Miramos para afuera porque el Sol había teñido de rojo las azoteas de todo el barrio de pocitos. Yo tenía vértigo y no me acerqué al balcón, casi no podía respirar al verlo apoyar las manos firmes sobre la baranda del piso décimo. Mientras él comentaba la luz del Sol recuerdo que yo aproveché un instante para observarlo, en detalle, sin temor. Y me di cuenta de que cargaba cierta tristeza en la mirada. Casi sin pensarlo le pregunté si era feliz. Entonces él se calló y yo me apuré a elaborar en mi mente las mil excusas que justificaran mi atrevimiento, mi estúpido atrevimiento. Pero en vez, largué otra pregunta.
– Tiene algún precio, tanta fama...¿?
Y él contestó sin siquiera pensarlo.


- La soledad, mucha soledad.
Entonces le pregunté si hubiera cambiado algo de su vida, si haría algo diferente si alguien le diera la oportunidad de empezar otra vez. Y él tampoco tardó en contestar.
- Demasiadas.
Después hizo un
silencio y apagó sobre el piso de la terraza el cigarrillo que estaba fumando.
- Me rodearía de más gente que me quisiera y no tanto de gente que me admirara.
Me sentí ofendida, era yo allí parada detrás de su ancha espalda la más fiel admiradora. Le miré los zapatos para esconder la mirada. Y él continuó.
- La gente que te admira te hace sentir que te eleva en el aire, la que te quiere te hace sentir ensanchado en la tierra. Yo prefiero vivir en la tierra, lleno.
Y ahí me lo dijo
- Pero viví en el aire, elevado, mientras todos me admiraban y ponderaban.

Le dije que no compartía del todo lo que decía, que estaba siendo extremista, y no le gustó que yo discrepara.

Cuando le sonó el celular cerró la puerta de la terraza y yo me tuve que ir porque perdía el ómnibus. Lo saludé de lejos y lo contemplé por última vez para guardar en mi memoria el momento en el que había conocido a semejante personaje. Allí quedó él, parado en la terraza con la espalda ancha de tantos logros, la piel resplandeciente y las patas de gallo acentuando la belleza de su rostro. Cerré la puerta y salí apurada.
Cuando llegué al ascensor me sentí decepcionada, lo imaginaba distinto. Tenía razón, la gente que lo admira lo observa, lo analiza, lo hace sentir grande, pero no lo acompaña. Quizá no le gustó lo que le dije, y por eso se fue. Y allí quedó él, sólo.
P.D. : La imagen es en Buenos Aires, en la Recoleta, hace unos meses.

martes, 14 de octubre de 2008

Pequeña Miss Sunshine



Hace unos días escuché ruidos en el jardín.
- Hay alguien - le dije a I.
Pero el ladrón se escondió. Y pareció que no hubiera nadie.
Al otro día me encontré con que nos habían arrancado la bocina. Sí, la bocina. Antes se llevaron el buzón de la casa, ahora atacaron la bocina del auto. Pero no la pudieron robar, tres fieles cables la sujetaron para no dejarla ir.
Del volante del Subarito (así llamamos al automóvil) quedó una colgante bocina que suena(con vida propia) al compás de los movimientos del vehículo, si lo detengo, suena, si dobla, suena, y si anda por más de dos cuadras seguidas, suena. Es un alegre cantar para esta ciudad tan calma. Al principio sentía un poco de vergüenza, ahora me divierto y recuerdo la escena de Pequeña Miss Sunshine en la que la familia circula por las calles con el incansable sonar de la bocina. Los guiones son inspiración de la realidad. Sin duda.
P.D. : Me gustaría haber puesto de imagen la cara del resto del tráfico montevideano mientras el Subarito chilla en circulación.

martes, 7 de octubre de 2008

Apasillamiento


Me apoyé contra la pared de un corredor y observé, detenida. Sonidistas, actores y directores circulaban sin descanso, y yo parada en silencio. Fascinada, tan campante. Un hombre, de pelo oscuro y voz fuerte, gritaba cada  vez que pasaba cerca mío “nooooseeeeaaaaaapaaaasillllllen”, y las cosas seguían dando vueltas. Actores, maquilladoras, directores, sonidistas, el dueño del perro, el perro, las asistentas. Y el hombre, a modo de peaje, repetía cada vez "noseeeeeeeapasiiiiiiiiiillen".
Cuando ya había pasado casi una hora, varias tomas, más de una escena, y hasta cambio de actores, se hizo un receso. Al pasar cerca mío el gritón me guiñó el ojo y me lo dijo en secreto: "noseapasillen". Entonces me di cuenta. Actores, directores, sonidistas, el perro, todos se retiraron, y quedé yo parada contra la pared del corredor; encima mío dos carteles idénticos "no pararse en el pasillo por favor". Uno a mi izquierda y uno a mi derecha.
Al otro día, cuando volví, noté que nadie, salvo el hombre de la voz fuerte, se había percatado de mi superlativo papelón...Cuando aparecí, me miró con complicidad y sonrió.
Lo mío, supongo, fue torpeza de principiante. Lo de él, sospecho, paciencia de experiente.
P.D.: Sé que la palabra experiente no existe, pero no me importa.

Después


Volver es difícil. Después de un invierno silencioso Coppelia retorna, y no se atreve a encontrar un texto que pueda colmar las expectativas de quienes tuvieron la paciencia de esperarla durante esta larga ausencia. Por eso, y para ustedes, este fragmento de Elio Vottorini en Cerdeña como una infancia que, no sé ni por qué, tanto me gusta.


“Yo sé qué significa ser feliz en la vida, y la bondad de la existencia, el gusto de la hora que pasa y de las cosas que se tienen alrededor, aún sin moverse, la bondad de amar esas cosas, fumando, y una mujer en ellas. Conozco la alegría de una tarde de verano leyendo un libro de aventuras de caníbales, semidesnudo en una chaise-longue ante una casa en la colina que mira al mar. Y muchas otras alegrías a la vez: estar en un jardín al acebo y escuchar cómo el viento mueve apenas las hojas (las más altas) de un árbol; o en una renal sentir agrietarse y derrumbarse una infinita existencia de arena; o en el mundo poblado de gallos levantarse antes del amaneces y nadar, solo en toda el agua del mundo, cerca de una playa rosa. Y no sé qué es lo que pasa por mi rostro en esas felicidades mías, cuando siento que viviendo se está bien: no sé si una dulzura soñolienta o más bien una sonrisa.”


P.D. : En la imagen V., con su Porteño. Un homenaje al buen tordillo que no pudo sobrevivirlo, a este invierno.

jueves, 21 de agosto de 2008

To the bravehearts.



Hoy alguien me dijo algo que da sentido a muchas cosas, y que vale la pena repetir: “La vida no deja de lado a los que se la juegan. Dios no deja de lado a los que se la juegan".

sábado, 2 de agosto de 2008

Despacio


De a poco, y en silencio, todo va tomando su rumbo y las cosas vuelven a su lugar. A veces miro en perspectiva y entiendo, la vida da mil vueltas pero, sin explicación ni apuro, todo vuelve al lugar al que pertenece. Hoy, por fin, me despierto y vuelvo a escribir. Agosto será un mes de muchas emociones.

jueves, 12 de junio de 2008

Mi gran amigo

El conductor de Intrusos despierta mis instintos asesinos. Mirarlo es un ejercicio masoquista; un verdadero entrenamiento para trabajar la tolerancia. Odio su soberbia y egocentrismo, la manera en la que destrata a la gente y la forma en la que goza de su poder(¿?) frente a individuos cargados de flaquezas. Opina de las mujeres, de sus cuerpos, como si en verdad lo que diga tenga algún tipo de valor más allá de la de ser la opinión de un pegajoso. Ayer dos bailarinas le mostraban sus colas para que él eligiera cuál de las dos era más perfecta. Luego le contaban cómo eran en bikini, para que pudiera elegir con mayor precisión. Él analizaba la situación con toda seriedad como si lo que respondiera fuera a ser la respuesta verdadera. El tipo, un aprovechador y promotor de la ignorancia, se beneficiaba de la desesperación de las chicas por ser alguien en el mundo del espectáculo. Y lo peor, es que lo hace desde la inocencia, porque son ellas las que lo hacen( él el que las incentiva). En este último tiempo me pregunto si incentivar al débil a caer en sus flaquezas no es el uso más denigrante del poder. La forma más hipócrita del abuso. Si quieren lucir su cola que lo hagan, pero por favor que no pidan a Jorge R. la bendición. Porque le hacen creer a él, y a los espectadores, que su opinión en verdad vale.

P. D. : El título es para suavizar el texto. Para disimular la bronca.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Frío de invierno


Hace tiempo lo esperaba, y hoy llegó el invierno. Escondo mis manos bajo los puños del buzo y deambulo a paso lento, como si no supiera a dónde voy. Sé a dónde voy, pero camino a paso lento . Siento el frío seco en la cara y la tranquilidad de la tarde que se empieza a apagar con la llegada de la noche. El tiempo pasa lento, y lo abrazo en el silencio más profundo. Me saco una película y tomo una decisión: cuando llegue a casa me voy a poner el buzo más grande que tenga y voy a mirar la película. El día empezó hoy tempranito. Y fue un día lento.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Una despedida


Sofía era una gigante labradora dorada, había adquirido la ternura y simpleza de su dueña. A T y a mí nos acompañó durante toda nuestra historia de amistad. Todavía recuerdo las primeras veces que T me invitaba a jugar a su casa y yo tenía que tomar aliento para atreverme a abrir el portón pese a los ladridos desaforados de Sofía. La miraba a T hablarle y abrazarla y me sentía extraña, nunca tuve perro y semejantes manifestaciones me desconcertaban. Si iba a dormir a lo de T, Sofía también se quedaba con nosotras. Con el tiempo, se ganó todo mi cariño, y alguna vez, recuerdo sorprenderme a mí misma por encontrarme acariciándole el lomo, o incluso la cabeza. De chicas, todas disfrutábamos de correr con ella y tirarnos en el pasto, después empezamos a disfrutar de su compañía en nuestras largas conversaciones de invierno, se tiraba a nuestros pies, y participaba en silencio. Sí que la queríamos a Sofía. Abrir la puerta y esperar su bienvenida, esquivar su cuerpo pesado, y acariciarle un poco el lomo cuando se revolcaba por el pasto. No entiendo mucho de perros, ni de qué siente uno cuando pierde a su perro, y por eso me siento inútil. Ayer, después de quince años, a T se le murió Sofía. Y a mí, desde mi inexperiencia sobre perros, sólo se me ocurre dedicarles un post a ellas, a Jackie, a T, y a Sofía.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Historias que me gustaría contar









pero que por ahora-por mi espíritu de reserva-prefiero guardar en fotos.

1. Un pueblo perfecto.

2. Sancho.

3. El escenario.

4. La chismosa.


P.D. : no son títulos, aclaro. No tengo vocación de tituladora.




Postergación con punto final.

Los Intocables es una de las mejores películas que vi hasta ahora. Por su guión, sus actores, la perfección con la que se manejan los tiempos, los juegos de tensión, la profundidad en la elaboración de personajes, y en sus relaciones.
Me enamoré de ambos, de Elliot Ness, y de Malone, de cada uno en su etapa de la vida. Pero para mí el personaje más grande de esta historia es la mujer de Ness. Durante toda la película admiré su calidez, la entereza con la que lo acompañó a Ness, y la fuerza con la que lo esperó. Por un momento, después de que da a luz sola(sin que su marido le sostenga la mano por estar corriendo tras la mafia) pensé que el personaje era quizá utópico, irreal. Sin embargo, luego de que termina la historia, el autor se toma el trabajo de seguir un poco más, para que Ness vuelva a su casa, a ella. Le entregua al italiano el objeto simbólico de policía, y muestra que fue una etapa terminada. Un esfuerzo con un objetivo concreto. A ella no la postergó eternamente, sólo necesitaba que lo esperara un tiempo. Quizá se lo hizo saber, y por eso ella pudo esperar. Por eso ella pudo. Genio el autor, genio el director. Una historia de la que podría hablar horas. Y en la que seguro todos encontremos distintas puntas que admirar, gracias al valor de los personajes secundarios.
Cuando alguien me pregunto qué quiero ser cuando sea grande(¿aún soy pequeña?), voy a contestar: un intocable. Ídolos. Seguro que hasta con eso tengo que dar menos explicaciones de las que me piden.
P.D. : La mejor escena, la que corren en los caballos. Im-pre-sio-nan-te.

martes, 22 de abril de 2008

Reflejo condicionado

Me gusta hacer pequeñas teorías, que después disfruto de comprobar. Hace tiempo que me convencí de que los hombres-lo digo como género, no como genérico- cuando van en el auto solos y llegan a un semáforo en rojo, se meten el dedo en la nariz.

Si se pone la luz roja, sé que tengo que mirar para adelante, así me ahorro el pegajoso espectáculo. El viernes eran tres, cada uno en su auto y con su dedo en la nariz.

Silencio por favor.

Volver a empezar. Volver a escribir, a entregar el alma a las palabras, y a historias que todavía no tienen destino ni quién las lea. Sólo un todavía, espero. A veces escribo para mí, a veces para que alguien lea, y cuando escribo para que alguien lea y nadie lee siento el eco del vacío, el eco del vacío. Y es un ruido fuerte. Hoy vuelvo a empezar, vuelvo a escribir, y que ese eco calle, porque me hace sufrir.

lunes, 7 de abril de 2008

Y no hay vueltas.

HH es un hombre práctico, sin demasiadas vueltas para ejecutar las cosas. Pasó la noche en Maldonado porque tenía una reunión martes y miércoles. El miércoles de mañana, cuando salió de la ducha, se dio cuenta de que se había olvidado el peine. Pelo lacio, muy finito, se alborota fácil. No podía ir a la reunión tan desprolijo y tenía- como a él le gusta- calculados los minutos de sus próximos pasos. Entonces en poco rato resolvió. Dice que los tenedores no peinan tan mal. HH además es muy optimista.

viernes, 4 de abril de 2008

Libros, frases y momentos.


Abro la caja y encuentro mi block del año pasado. Qué lecturas. Cuando vuelvo a leer alguna frase de un libro me transporto al lugar y al tiempo en que lo leí e hice la trascripción. Una forma de guardar sensaciones. Algunas frases que valen la pena.

“...ni el poder infinito ni la infinita sabiduría podían otorgar la bondad sobre los hombres. Para ello era necesario que igualmente hubiese amor infinito”
(Miller- Cántico a San Leibowitz)
Mayo, días de frío, todavía la piel sensible de aquellos días en el juzgado de Pando atrás de un reportaje.

“En la adolescencia la amistad es como la extensión de esa conciencia perpleja que uno va descubriéndose, a empellones y sustos”
(Marí- El vaso de plata)
Sol de marzo y abril. Sola en casa, semana Santa, vértigo de Psh, Mononucleosis. Días tranquilos.

“Historias tristes, gestos de rabia, mujeres avergonzadas, hombres imprudentes, vientres hinchados, un tajo, unas lágrimas, y todos nos vamos a casa felices. Sí, felices. Reparto consuelo. Salvo familias, vidas, matrimonios...No, no me pregunten por los fetos. Dejé de fijarme en ellos después del tercer aborto. Ahora los veo como amasijos de sangre coagulada. Tumores abdominales que amenazan con arruinar la vida de personas decentes...”
(Tyrewala - El especialista en abortos)
Junio, en la biblioteca de la facultad, mucho frío.

domingo, 23 de marzo de 2008

Ración sin razones.

No quiero escribir estos días, será por aquello de la autocensura. Además si escribo algo triste Jp se enoja, así que voy a actuar en estos días como si pudiera yo ser una mujer de pocas palabras.
En la foto, Copellia con Guillermina. Gracias a ella por su nobleza, y por los galopes de esta semana Santa. De premio, Coppellia le da ración, .y ella, su silencio.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Promesas de dormilón.


Los días que madrugo juro que lo voy a hacer siempre. Hoy fui la primera en amanecer, escuché al gallo cuando ya me había levantado. Me fascina el silencio de las mañanas. Me paré en la portera y esperé. 6 y 30 pasó el ómnibus, 9 y 30 llegué a Montevideo. Mañana temprano partimos con Vicky y Alito otra vez, juro que voy a amanecer temprano también.

miércoles, 12 de marzo de 2008

¡Adiós chofer!

La semana pasada perdí el ómnibus todos los días. Hoy no lo perdí, pero L. lo perdió por mi culpa. L. tiene 66 años, trabaja en casa desde hace años, nació en Tala, en medio del campo, y es una de las personas más alegres y graciosas que conozco. No llega al metro cincuenta y vive sola desde hace siete años porque su familia emigró a Estados Unidos. Cuando hoy me bajé del ómnibuas la vi en la parada. Se acercaba su ómnibus entonces tenía la mano estirada. Yo estaba de un lado de la rambla, ella del otro. Cuando me vio no dudó en convertir el gesto de la mano estirada que paraba al vehículo en un alegre saludo, la levantó todavía un poco más. El saludo iba para mí y no para el chofer. Pero el chofer se apoderó del gesto e ignoró el verdadero sentido de la mano estirada, y entonces no paró.
La entusiasta L. quedó detenida en la sorpresa y con un suspiro de decepción bajó la mano de aquel solazado saludo. Seguía con la cabeza el recorrido del soberbio chofer. El recuerdo de la imagen todavía me da esa mezcla culpable de tristeza y gracia.
Me acerqué y decidí tomar el suceso a la risa. L. se sumó. Qué la haraganería del chofer no le quite la alegría a L. Mañana L. seguro que tendrá algo divertido que comentar.

viernes, 7 de marzo de 2008

La fortuna de vivir







El final de la película es perfecto, la imagen de CriCri, la niña más tierna, que da vueltas en una hamaca es un retrato sublime de la felicidad. La película se trata de eso, de la Fortuna de vivir. La historia es un homenaje a la vida, un retrato de historias con personajes cargados de realismo y de magia. Habla de la familia, del amor, del trabajo, del dolor, del valor de los orígenes y de ese pilar fundamental en la vida de todos: la amistad. La película esconde el peso de una promesa, el sentido verdadero de la palabra libertad, que no se rige en la falta de parámetros, o en la falta de rumbo, sino que en la capacidad de elegir. Pienso en el enfoque de la película, en su mirada de la vida y coincido. Existen momentos más difíciles, otros mejores, son los personajes de cada historia los que eligen la manera de vivir. Me gusta de esta historia la exaltación de la naturaleza; la pesca, el barro en el campo, qué nos queda de la vida si no nos alimentamos del lugar de dónde vinimos y del lugar a dónde vamos. La tierra, el aire, el arroyo, los ríos, un jardín, una canción de mayo, el orgullo del trabajo honrado, y la tranquilidad del perdón. La esperanza de la primavera, y la llegada del invierno. Me gusta la imagen en la que nieva, en la que el Sr. Richard cae en la nieve, vuelve al lugar de dónde vino, pero con un camino recorrido. Se transmite el perfecto hechizo de la naturaleza cuando nieva, y la intensa intimidad de los hombres cuando se refugian juntos de la nieve. La película se percibe como una melodía armónica, como un soplo de inspiración. Una historia profunda y suave.


P.D. : Me gustaron también las referencias a las flores. Pero lo mejor de todo, sin duda, es Cri-cri.

lunes, 25 de febrero de 2008

Mil historias.


Los balcones guardan un misterio sutil que me intriga. Camino por los lugares y no puedo sacar la vista de los balcones, los veo como el pequeño espacio en el que el interior de un hogar se mezcla con el mundo exterior de una ciudad. Me detengo con cierto disimulo y me imagino la vida de quienes los pisan. Los objetos ayudan, se podrían armar mil historias al observar la vida desde un balcón, los distintos elementos que se ventilan son siempre el primer disparador.

domingo, 24 de febrero de 2008

Nota al pie.

Ayer, después de terminar la película pensé que las mejores películas, y los mejores libros, son los que tienen historias que trascienden los hechos de los que se muestra-cuentan. El protagonista, hablando de su beba, le dice a su amigo que habían quedado él y ella(la bebita, su hija) solos en el mundo. Y en esa imagen, intensa(y que no nos muestran) estaba el sentido de toda la compleja-y espectacular-historia.

viernes, 22 de febrero de 2008

Noche de eclipse.

Las estrellas me hacen acordar a él. Pasaba los fines de semana del verano arriba de su velero y cuando llegaba a tierra, aferrado al telescopio comentaba la posición de los astros con la misma convicción con la que los días de semana alegaba sobre leyes. Papá tenía delirio por su suegro y lo escuchaba con respeto, mamá había crecido en sus brazos y se reía de la seriedad y el entusiasmo con el que su padre analizaba el cielo.

Hoy es noche de eclipse y pienso en él.

Yo tenía entre seis y siete años, no recuerdo bien. Tatá nos prometió que nos pasaría a buscar a todos para ser partícipes del suceso. Nos pusimos el despertador en la madrugada y cargamos el equipaje que él nos había hecho preparar: un cuaderno de anotaciones, la cámara de fotos y placas para proteger nuestros ojos.

Yo no entendía de qué se trataba el comentado eclipse, me lo había explicado varias veces pero la Astronomía no me interesaba demasiado y no podía desviar mi foco de toda la fascinación que me provocaba la levantada en mitad de la noche, las camperas que nos pusieron, el telescopio, las placas, y la enorme seriedad con la que mi abuelo enfrentaba el evento. Yo creía estar ante un hecho único.

Recuerdo que estuvimos en la playa a las cinco de la madrugada ya preparados para el instante deseado. Había bastante gente, pero yo sentía orgullo por el despliegue que la llegada de mi abuelo había provocado, la gente preguntaba si éramos expertos, e incluso algunos creían que éramos de la televisión. Yo estaba nerviosa de que nos fueran a interrogar porque no entendía bien a qué iba, y qué era lo que sucedería, pero no podía disimular el delirio que el evento me causaba.

Aún no me puedo acordar del momento esperado en el que la Luna tapó al Sol, o el Sol a la Luna. Tampoco de cómo hice esa mañana para despertarme para ir al colegio, ni me acuerdo de las caras de los niños que creían que éramos de la tele. Hay demasiadas cosas del eclipse que no recuerdo, pues no recuerdo al eclipse. Sin embargo, tengo guardada en mi memoria la felicidad en los gestos de mi abuelo aquella noche que, rodeado de sus nietos, aseguraba entender aquel cielo.

Hoy es noche de eclipse, y aún más que siempre, lo recuerdo.


P.D. : el hoy no fue hoy, fue la noche del eclipse. La imagen es de google.

viernes, 15 de febrero de 2008

El quiebre de la señora.



Las cucarachas me horrorizan porque me siento incapaz de matarlas. No me asusta su rapidez para escapar ni la sigilosa calma con la que se introducen en lugares inesperados. Lo que me aterroriza es el sonido de su muerte, el quiebre de su caparazón.
El que las pisa, las parte. Hoy me acordé de aquella historia de T.

Cuando T. era chica vivió en una casa por la que de vez en cuando rondaban las cucarachas. Entonces su madre le explicó que la única solución mientras no pudieran fumigar era que trabaran una buena relación. Un día cuando la mamá de T entró al baño donde se bañaba su pequeña niña la escuchó:
“Hola señora Cucaracha, yo soy Tati, ¿Te gusta mi casa?”

Me paro con una escoba y se me eriza la espalda cuando miro para arriba, la veo caminar por la viga de madera del techo y lo asumo. Tendré que ser capaz de matar a esta señora Cucaracha.

martes, 12 de febrero de 2008

Reflexiones empresariales.


Cinco cosas con gusto a verano

1. Dormir con la ventana abierta

2. Andar descalza

3. Bañarme en el mar

4. Tener charlas "de verano" es decir, sin tiempo

5. Estar en la playa cuando se enfría la arena


P. D. : En la imagen, JM (mi ahijadito) duerme despatarrado. El calor.



lunes, 4 de febrero de 2008

Dos razones.

Ayer y antes de ayer fueron para mí, por dos razones, días de nostalgia. ¿Adiós?

P.D. : Este post merece una buena imagen pero la tecnología veraniega me lo impide. Cuando vuelva a casa.

miércoles, 30 de enero de 2008

Mayúsculas

"Hoy sería capaz de marcharme: coger las llaves del coche sin
motivo alguno
(las llaves siempre están en el plato de entrada)
bajar por la escalera
(no bajar por el ascensor, bajar por la escalera)
hasta el garage del sótano, ver la cerradura eléctrica abrirse con dos chasquidos y dos señales de luces, ver la puerta automática subir despacito y, en la calle, acelerar lo más deprisa posible, pasar semáforos en rojo, en dirección a la autopista, sin hacer caso a los carteles que indican las ciudades y la distancia en kilómetros, sin una idea en la cabeza, sin destino, sin nada más allá de esta prisa por marcharme, poner entre yo y yo el mayor espacio posible..."


En caso de accidente, Segundo libro de crónicas, António Lobo Antunes.



Alivio.

Tuve las palabras trancadas el jueves, el viernes, el sábado, el domingo. Fue un suplicio. El lunes volví. Hoy me levanté y pesaba tantos kilos menos. De golpe todo parecía tan fácil.

P.D. : En la imagen, una tarde de otoño/primavera en marzo de 2005, en Worick, Inglaterra.

domingo, 20 de enero de 2008

Glamorosa desilusión

Hoy conocí un mundo de mentira con gente de plástico y almas de aire. Hacía mucho frío y no tuve demasiadas ganas de bailar porque ni la música parecía verdadera. Me pregunto en dónde existe ese mundo inexistente, a dónde se van esos instantes vacíos. Hace un rato llegué de la fiesta de la revista Gente. Y lo confieso, estoy contenta de estar de vuelta en casa.
La gente deambulaba sin saludarse, porque no se conocía. Todos circulaban nada más que para ser vistos, para que se supiera que habían estado, porque estar era lo que todos querían. Todos pasajeros, transeúntes que no se detienen en nada. La comida bastante rica y la música divertida pero casi nadie se animó a bailar, éramos todos espectadores, estúpidos curiosos de un mundo que no tiene espacio ni tiempo, que sólo vive en el interior de una revista, de una imagen falsa que alimenta la fantasía de aquellos que sueñan con un universo de luces. Y es en realidad una realidad de sombras. Pero con buena iluminación artificial. Era yo una entusiasta del mundo de luces, glamorosa desilusión.

P. D. : En unos días coloco la imagen, pero tengo que esperar a que C. me mande las fotos.

P.D. : "Hoy" fue el 12 de enero.

Ahhhhhh

Mañana se cumplen seis días de que estoy en cama. Primero los malditos cálculos- conocí la sala de emergencias del hospital- y cuando vuelvo a casa me pesco aquel virus que anda suelto. Paciencia, paciencia, paciencia.

A paso lento


Me frustra la gente que anda apurada, que no se detiene ante las cosas, ni las grandes ni las pequeñas. Dicen que no tengo dimensión del tiempo, a veces la pierdo-y cómo me gusta perderla- pero la tengo, lo que pasa es que siempre que puedo me detengo. Nada en esta vida me va a llevar cinco minutos, y que me recuerde -pues en estos días casi me olvido- que disfruto más con quienes parece que se olvidaran del tiempo. Ni una visita ni un llamado de sólo cinco minutos, nunca me serán suficientes. Lo único que logro hacer rápido es correr una carrera. Si voy lento siento que no me pierdo de nada. Desde pequeña tengo un problema con el tiempo, o mejor dicho, con el apuro.
P. D. : En la imagen con Mechi bajamos del estereotipo de la lentitud, el bondi que nos lleva a Los abriles. El vehículo más lento del mundo. Fue este invierno, en agosto creo.

jueves, 10 de enero de 2008

Liquidación por cierre

Hay momentos de la vida en los que digo basta. Fui tolerante, fuerte, paciente, pero hay momentos en los que digo basta. No quiero que me lastimen más, que me molesten más, que me hagan doler. Voy a expulsar estas dos piedras que hace poco me diagnosticaron y prometo con firmeza que la pequeña fábrica de piedras que tengo en el riñón se clausura.

Recuerdo de juventud

Hoy de repente me acordé de R. La conocí hace unos años, el otoño que cumplí diecisiete. Me hacía un estudio de orientación vocacional porque yo andaba bastante perdida, o mejor dicho, negada a descubrir qué quería hacer de mi vida. R tendría unos sesenta y largos cuando empecé mi estudio, que duró mucho más de lo previsto por la profunda amistad que trabamos. Es una de esas personas que vive con intensidad; la felicidad, el dolor, el amor, la amistad. Todavía mantiene sus siete íntimas amigas de colegio, se juntan una vez por semana para ponerse al día. Enviudó hace años pero todavía se le ilumina la cara cuando habla de su marido. Sabe disfrutar de las etapas de la vida, de su madurez, y de alguna vez haber sido joven . Decía que guardaba como recuerdo de juventud la sensación en verano de mirarse al espejo después de darse una ducha y ver y sentir las huellas del sol en la piel. De tener toda la cara quemada, y verse los ojos y la sonrisa resaltar entre lo oscuro de la piel. Hoy, después de la playa, y después de una ducha, de repente me acordé del recuerdo de juventud de R.
P.D. : El "hoy" no es hoy, fue el 6 de enero.
P.D. : La imagen no me convence.
P.D. : Ambas aclaraciones se deben hacer por la misma razón: escasez teconológica en el verano.


martes, 1 de enero de 2008

Pétalos sagrados.

Hay historias sagradas que se guardan en los rincones más íntimos, esas historias son las que algún día nos harán quienes somos. La vida da vueltas. Vueltas. Fe y paciencia, es eso lo que se necesita. Siempre, ojalá. Fe y paciencia.

P.D. : No hay imagen porque los recursos tecnológicos del verano no me lo permitieron.