lunes, 25 de febrero de 2008

Mil historias.


Los balcones guardan un misterio sutil que me intriga. Camino por los lugares y no puedo sacar la vista de los balcones, los veo como el pequeño espacio en el que el interior de un hogar se mezcla con el mundo exterior de una ciudad. Me detengo con cierto disimulo y me imagino la vida de quienes los pisan. Los objetos ayudan, se podrían armar mil historias al observar la vida desde un balcón, los distintos elementos que se ventilan son siempre el primer disparador.

domingo, 24 de febrero de 2008

Nota al pie.

Ayer, después de terminar la película pensé que las mejores películas, y los mejores libros, son los que tienen historias que trascienden los hechos de los que se muestra-cuentan. El protagonista, hablando de su beba, le dice a su amigo que habían quedado él y ella(la bebita, su hija) solos en el mundo. Y en esa imagen, intensa(y que no nos muestran) estaba el sentido de toda la compleja-y espectacular-historia.

viernes, 22 de febrero de 2008

Noche de eclipse.

Las estrellas me hacen acordar a él. Pasaba los fines de semana del verano arriba de su velero y cuando llegaba a tierra, aferrado al telescopio comentaba la posición de los astros con la misma convicción con la que los días de semana alegaba sobre leyes. Papá tenía delirio por su suegro y lo escuchaba con respeto, mamá había crecido en sus brazos y se reía de la seriedad y el entusiasmo con el que su padre analizaba el cielo.

Hoy es noche de eclipse y pienso en él.

Yo tenía entre seis y siete años, no recuerdo bien. Tatá nos prometió que nos pasaría a buscar a todos para ser partícipes del suceso. Nos pusimos el despertador en la madrugada y cargamos el equipaje que él nos había hecho preparar: un cuaderno de anotaciones, la cámara de fotos y placas para proteger nuestros ojos.

Yo no entendía de qué se trataba el comentado eclipse, me lo había explicado varias veces pero la Astronomía no me interesaba demasiado y no podía desviar mi foco de toda la fascinación que me provocaba la levantada en mitad de la noche, las camperas que nos pusieron, el telescopio, las placas, y la enorme seriedad con la que mi abuelo enfrentaba el evento. Yo creía estar ante un hecho único.

Recuerdo que estuvimos en la playa a las cinco de la madrugada ya preparados para el instante deseado. Había bastante gente, pero yo sentía orgullo por el despliegue que la llegada de mi abuelo había provocado, la gente preguntaba si éramos expertos, e incluso algunos creían que éramos de la televisión. Yo estaba nerviosa de que nos fueran a interrogar porque no entendía bien a qué iba, y qué era lo que sucedería, pero no podía disimular el delirio que el evento me causaba.

Aún no me puedo acordar del momento esperado en el que la Luna tapó al Sol, o el Sol a la Luna. Tampoco de cómo hice esa mañana para despertarme para ir al colegio, ni me acuerdo de las caras de los niños que creían que éramos de la tele. Hay demasiadas cosas del eclipse que no recuerdo, pues no recuerdo al eclipse. Sin embargo, tengo guardada en mi memoria la felicidad en los gestos de mi abuelo aquella noche que, rodeado de sus nietos, aseguraba entender aquel cielo.

Hoy es noche de eclipse, y aún más que siempre, lo recuerdo.


P.D. : el hoy no fue hoy, fue la noche del eclipse. La imagen es de google.

viernes, 15 de febrero de 2008

El quiebre de la señora.



Las cucarachas me horrorizan porque me siento incapaz de matarlas. No me asusta su rapidez para escapar ni la sigilosa calma con la que se introducen en lugares inesperados. Lo que me aterroriza es el sonido de su muerte, el quiebre de su caparazón.
El que las pisa, las parte. Hoy me acordé de aquella historia de T.

Cuando T. era chica vivió en una casa por la que de vez en cuando rondaban las cucarachas. Entonces su madre le explicó que la única solución mientras no pudieran fumigar era que trabaran una buena relación. Un día cuando la mamá de T entró al baño donde se bañaba su pequeña niña la escuchó:
“Hola señora Cucaracha, yo soy Tati, ¿Te gusta mi casa?”

Me paro con una escoba y se me eriza la espalda cuando miro para arriba, la veo caminar por la viga de madera del techo y lo asumo. Tendré que ser capaz de matar a esta señora Cucaracha.

martes, 12 de febrero de 2008

Reflexiones empresariales.


Cinco cosas con gusto a verano

1. Dormir con la ventana abierta

2. Andar descalza

3. Bañarme en el mar

4. Tener charlas "de verano" es decir, sin tiempo

5. Estar en la playa cuando se enfría la arena


P. D. : En la imagen, JM (mi ahijadito) duerme despatarrado. El calor.



lunes, 4 de febrero de 2008

Dos razones.

Ayer y antes de ayer fueron para mí, por dos razones, días de nostalgia. ¿Adiós?

P.D. : Este post merece una buena imagen pero la tecnología veraniega me lo impide. Cuando vuelva a casa.