domingo, 23 de marzo de 2008

Ración sin razones.

No quiero escribir estos días, será por aquello de la autocensura. Además si escribo algo triste Jp se enoja, así que voy a actuar en estos días como si pudiera yo ser una mujer de pocas palabras.
En la foto, Copellia con Guillermina. Gracias a ella por su nobleza, y por los galopes de esta semana Santa. De premio, Coppellia le da ración, .y ella, su silencio.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Promesas de dormilón.


Los días que madrugo juro que lo voy a hacer siempre. Hoy fui la primera en amanecer, escuché al gallo cuando ya me había levantado. Me fascina el silencio de las mañanas. Me paré en la portera y esperé. 6 y 30 pasó el ómnibus, 9 y 30 llegué a Montevideo. Mañana temprano partimos con Vicky y Alito otra vez, juro que voy a amanecer temprano también.

miércoles, 12 de marzo de 2008

¡Adiós chofer!

La semana pasada perdí el ómnibus todos los días. Hoy no lo perdí, pero L. lo perdió por mi culpa. L. tiene 66 años, trabaja en casa desde hace años, nació en Tala, en medio del campo, y es una de las personas más alegres y graciosas que conozco. No llega al metro cincuenta y vive sola desde hace siete años porque su familia emigró a Estados Unidos. Cuando hoy me bajé del ómnibuas la vi en la parada. Se acercaba su ómnibus entonces tenía la mano estirada. Yo estaba de un lado de la rambla, ella del otro. Cuando me vio no dudó en convertir el gesto de la mano estirada que paraba al vehículo en un alegre saludo, la levantó todavía un poco más. El saludo iba para mí y no para el chofer. Pero el chofer se apoderó del gesto e ignoró el verdadero sentido de la mano estirada, y entonces no paró.
La entusiasta L. quedó detenida en la sorpresa y con un suspiro de decepción bajó la mano de aquel solazado saludo. Seguía con la cabeza el recorrido del soberbio chofer. El recuerdo de la imagen todavía me da esa mezcla culpable de tristeza y gracia.
Me acerqué y decidí tomar el suceso a la risa. L. se sumó. Qué la haraganería del chofer no le quite la alegría a L. Mañana L. seguro que tendrá algo divertido que comentar.

viernes, 7 de marzo de 2008

La fortuna de vivir







El final de la película es perfecto, la imagen de CriCri, la niña más tierna, que da vueltas en una hamaca es un retrato sublime de la felicidad. La película se trata de eso, de la Fortuna de vivir. La historia es un homenaje a la vida, un retrato de historias con personajes cargados de realismo y de magia. Habla de la familia, del amor, del trabajo, del dolor, del valor de los orígenes y de ese pilar fundamental en la vida de todos: la amistad. La película esconde el peso de una promesa, el sentido verdadero de la palabra libertad, que no se rige en la falta de parámetros, o en la falta de rumbo, sino que en la capacidad de elegir. Pienso en el enfoque de la película, en su mirada de la vida y coincido. Existen momentos más difíciles, otros mejores, son los personajes de cada historia los que eligen la manera de vivir. Me gusta de esta historia la exaltación de la naturaleza; la pesca, el barro en el campo, qué nos queda de la vida si no nos alimentamos del lugar de dónde vinimos y del lugar a dónde vamos. La tierra, el aire, el arroyo, los ríos, un jardín, una canción de mayo, el orgullo del trabajo honrado, y la tranquilidad del perdón. La esperanza de la primavera, y la llegada del invierno. Me gusta la imagen en la que nieva, en la que el Sr. Richard cae en la nieve, vuelve al lugar de dónde vino, pero con un camino recorrido. Se transmite el perfecto hechizo de la naturaleza cuando nieva, y la intensa intimidad de los hombres cuando se refugian juntos de la nieve. La película se percibe como una melodía armónica, como un soplo de inspiración. Una historia profunda y suave.


P.D. : Me gustaron también las referencias a las flores. Pero lo mejor de todo, sin duda, es Cri-cri.