viernes, 28 de diciembre de 2007

No-días

En estos días la gente pierde la cordura. Los días 26 y 27 están destinados a dar vueltas. Trámites. Todas esas cosas que quedaron pendientes y que nadie quiere llevarse como pendiente para las vacaciones. Son no-días. Este año no asumí pendientes a la lista, por primera vez no invertí estos días en vueltas inútiles, en cambio, me detuve a descansar.

sábado, 15 de diciembre de 2007

¡Oferta!

Me divierte el perfil culposo del materialismo nacional. Basta con hacer un día de ofertas que toda la culpa que siempre provoca comprar, desaparece. La gente se llena de bolsas, se gasta todo su sueldo, compra cosas útiles e inútiles, pero lo hace con tranquilidad, porque todos lo hacen, y porque es de “vivo” saber comprar en momentos de oferta. No ofenden a nadie porque lo hacen en día de oferta, no son materialistas porque lo hacen en día de oferta. Y los que no van, aquellos que quizá prefieren comprar sin un 18,03% menos a tener que sobrevivir las aglomeraciones del descuento, son ahora los culpables. Los materialistas que no necesitan comprar en día de oferta.

Noche de estreno.


Pasé un día en busca de las palabras indicadas. Después preferí que no llegaran. Por ahora, guardo nada más que el recuerdo vivo de sentir la primera carcajada, la segunda, la tercera. ¿Cómo se explica esa sensación tan perfecta? Ellos ahora existen, y yo volví a ser yo. Me alejo y siento alivio, los personajes tomaron vida, la historia tiene su lugar, y yo recupero mi libertad. Me alejo. Y me llevo en el pecho el recuerdo de esa sensación que todavía no quiero contar, que aún prefiero guardar sin palabras.

P.D. : En la imagen, con el mismísimo Adolf. Me hubiese gustado que Ema también apareciera en la foto. Pero Adolf, como buen Adolf llegó muy puntual. Y Ema, como buena Ema, llegó muy tarde.

lunes, 10 de diciembre de 2007

¿El mundo en mis manos?

No todo se puede resolver racionalmente, a veces hay que dejar un espacio para creer. Hay que dejar un espacio a los pequeños milagros.

P.D. : La imagen es de Gettyimages.

Días peculiares

En el medio de la exportación, de la persecución al sonidista, y de lo que se puede decir, un día agitado, corro de la facultad al otro lado de la ciudad, me siento en el banco de una iglesia y debuto como cantante. Termina la ceremonia, me levanto y corro a comprar un DVD, después vuelta a facultad a verificar que la exportación sea exitosa. Cuando hice el test de orientación vocacional me preguntaron qué cosas odiaba, y recuerdo que una cosa que respondí fue que odiaba la rutina. Cómo me gusta la no-rutina. Lo único es que la prefiero sin corridas, y no fue el caso.

P.D. : En la imagen, las voces verdaderas: Luli, Pili, Dani, Ami, Flo, Mery, María, Tati, Jose, Agus.


sábado, 8 de diciembre de 2007

Trámites amorosos


Hace poco mi tío C. (hermano mayor de mi papá) cumplió 60, entonces hoy se casa por tercera vez, y con entusiasmo adolescente. Este fue el mail que adjuntó hace unos días. Quienes conozcan la burocracia de Uruguay se podrán reír de lo insólito en el éxito de su gestión. Quienes conozcan a mi papá se podrán reír de lo insólito de imaginarlo circular por la noche de las luces con un gran cartel Distintivo pegado en su auto. De eso se trata una familia, imagino, de respetarse las ilusiones. Pero a mí de sólo imaginarlo me da risa.


Queridos amigos:

Como se habrán dado cuenta por la publicidad en Canal 10, nuestro casamiento coincidirá en fecha y hora con la ya famosa NOCHE DE LAS LUCES, lo que complicará vuestro acceso al Yacht Club del Buceo.
Con tal motivo hemos tenido una serie de reuniones con personal del Canal y de la Intendencia de Montevideo, quienes nos han sugerido la siguiente solución para la llegada a las 21 al Yacht Club.

a)DISTINTIVO
Imprimir en su casa el cartel que va adjunto en formato .jpg . Es el archivo salvoconducto.jpg. y ponerlo en el parabrisas del lado del acompañante.
b)ACCESO
Los invitados que vengan del Norte(Prado), Centro, Pocitos, Punta Carretas y similares deberán acceder tomando Avda. Italia al Este, luego tomar Bvar. Batlle y Ordóñez(ex-propios) hacia el Sur, hasta la Rambla, tomando por ésta al Oeste hasta llegar a LA de Herrera y allí tomar al sur por ésta (una cuadra) hasta la Rambla Charles de Gaulle y allí directo al Yacht Club.
c)CONTACTO
El Inspector de la IMM SR. Pablo Inthamoussu (099 271680) estará en el cruce de Rambla Rep del perú y LA de Herrera.
d)HORARIO
Se recomienda hacer el recorrido entre las 20:45 y las 21:15 pues antes de éste horario, el desfile de la Alegría(personajes de Disney y otros) podrá complicar el acceso
por LA de Herrera al sur. Llevar también la invitación para evitar problemas.
Los esperamos y disculpas por las molestias que les pueda provocar,
afectuosamente

María

Hoy, ofrecerle todo a ella.

P.D. : La imagen es de Google, me hubiera gustado que el manto fuera celeste. Celeste.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Alegremente desafinada

Tata y Gongo, los papás de mi amiga María, cumplen treinta y cinco años de casados. Entonces María les organizó una misa para festejar el aniversario. Se necesitaba un coro para la ceremonia, y se le ocurrió que sus amigas podíamos formarlo. Después de la eterna y entusiasta cadena de mails en la que se discutieron los horarios de ensayo, María me miró seria y lo dijo- aquello que todas esperaban.
- Coppelia, tu cantá bajito, o mové la boca...-luego, carcajadas.
Dicen que a la gente le gusta hacer las cosas que le salen bien. Puedo probar que en el canto, soy la gran excepción a la regla. No soy capaz de entonar ni el himno nacional, y sin embargo, adoro cantar. Y suelo cantar con entusiasmo. Ahora que me incorporaron al coro, no van a zafar de mi entusiasmo.

¿A dónde se fue?

La miró y le dijo que no se acordaba, y a ella se le empapó el alma de
dolor. Entonces lo volvió a mirar, y él estaba en otro lado, ni siquiera se daba cuenta del daño que provocaba su olvido. ¿Qué queda cuando hay olvido? ¿Existió lo que ya no se recuerda? Ella quedó detenida, ausente. Miró la ventana de reojo, parecía que afuera el mundo aún se movía. Sintió ganas de irse, de no volver jamás. Se levantó de la silla y bajó la escalera apurada por esconder el enorme espesor de sus lágrimas tibias. Él la seguía desconcertado, creo que buscaba alcanzarla. Pero ella ya no estaba, se había escapado en el eco de ese instante vacío. Salió al calor agobiante del mediodía, al ruido aturdidor de la calle. Él ahora la miraba desde el marco de la puerta, desde la lejanía de su inconsciencia. Ella empezó a caminar. Se sintió sola. En su pecho cargaba la tristeza de saber que guardaba en soledad la memoria de los dos.

P.D. : La imagen es de Getty images.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Diciembre.

Empieza diciembre. Uno de mis meses preferidos, huele a Navidad, y la Navidad a Jazmines. El mundo agoniza atrás de compromisos, en busca de cumplir aquellas metas que todos olvidaron que buscaban durante el año. Y mientras todos corren apurados yo me detengo y respiro, me escondo en un rincón y miro alrededor. De golpe parece que todo se acomoda, que las cosas que estaban fuera de lugar encuentran su rumbo. Este Diciembre lo empiezo con verdadera paz.

Com2005 a la pista



Terminaron las clases, ahora unos días con un poco más de calma antes de tomar fuerzas para empezar los exámenes. Los comunicadores hicimos el asado final en casa, empezó a eso de las nueve de la noche, y a las seis de la mañana com2005 seguía agitando. El hit de la noche “Viejo Lobo”. La estrella, el integrante francés que adquirimos.

P.D. : en la imagen, algunos personajes después de ya avanzada la noche.


martes, 20 de noviembre de 2007

Dilemas sin voz


A veces siento que voy a explotar en silencios. Desde muy chica tuve la convicción de que un secreto sólo sobrevive como secreto si no se repite ni en un eco. Basta con decirlo en voz alta para que deje de ser secreto. Por mi devoción a esta teoría tengo una lealtad exacerbada hacia los secretos. Y supongo que por eso, por una larga trayectoria de silencios, cada vez es mayor la cantidad de información secreta que recibo.
Lo que me di cuenta es que con el tiempo, la intensidad de los secretos aumenta. De pequeña sabía de quién gustaban todas mis amigas, todas se atrevían a contarme el secreto, después las informaciones se hicieron más jugosas, los secretos tenían siempre un tinte de diversión, de complicidad. Padecí aquellos momentos de cruzamiento, de saber cosas por dos lados, de tener que pedir por favor que no me lo contaran antes de escucharlo, explicar que la contraparte ya me había dado el punto de vista y que no era ético recibir entonces el que ahora me ofrecían (nunca acepté aquello de indagar en parejas ajenas). Pero todo era bastante colorido, telenovelesco diría.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo los silencios engordan. A veces los silencios despiertan dilemas éticos, a veces el silencio y las amistades van unidas de la mano. Otras, la verdad es la que va unida a la amistad. Cuándo callar, y cuándo hablar. A veces el silencio aturde. Y sin embargo, hay que callar.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Volver

Me intriga cuando las personas hablan de su primer recuerdo. Cuando alguien le dice a alguien: ¿cuál es tu primer recuerdo? Y hay una respuesta concreta. Yo no tengo un primer recuerdo. De golpe a veces me acuerdo de cosas que me había olvidado que me acordaba, pero no sé cuál fue mi primer recuerdo. Sin embargo, hay imágenes que guardo para siempre. Existen momentos que elijo guardar en recuerdos, me distancio por un instante, y me apodero de la imagen, de cada detalle, para después, algún día, volver. Pienso a dónde van las historias que se acaban, las etapas que terminan, los lugares a los que no voy a volver, las personas que sé que nunca más voy a ver. Y me doy cuenta de que quedan en los recuerdos, en una memoria alegre. Pienso en las personas, y en los recuerdos que guardo de las personas, a veces son instantes, y sin embargo, son eternos. Por culpa de la intensidad con la que guardo esos recuerdos es que vivo como si siempre pudiese volver. Y juro que si quiero, cierro los ojos y vuelvo. Vuelvo a donde elija volver. Quizá en parte, estamos hechos de recuerdos, de los rastros de lo que vivimos. Quizá, en parte, somos lo que fuimos.

Shhh

Hoy fue un día tranquilo. Hace días que no me sentía dueña de mi tiempo, y hoy el tiempo fue mío. La rosca imposible de parar se detuvo, o me detuve yo. Hizo calor, y abrí las ventanas de mi cuarto. Elegí pasar la tarde de domingo tranquila y con las ventanas abiertas. Hace tiempo que no tenía semejante sensación de domingo.

P.D. : la imagen es de Gettyimages.

martes, 13 de noviembre de 2007

¿Será cierto?

A. me contó una vez que en el calendario romano existían días fastos y días nefastos. En el Derecho romano, antes de cada juicio se fijaban en el calendario, si el día era nefasto la audiencia no se llevaba adelante porque el juicio no llegaría a lograr justicia por una cuestión de los astros. Siempre me quedó la duda de semejante delirio. Hoy, sin embargo, me atrevería a asegurar que fue un día Nefasto.

P.D. : En la imagen, de Gettyimages, una compatriota (como mal dice Tatiana)

lunes, 12 de noviembre de 2007

Comienzos

Antonio Lobo Antunes sabe cómo empezar. Me fascinan sus principios. Siempre.

“Lo que solemos llamar circunstancias y sólo son, simplemente, lo que permitimos que nos hagan la vida y las personas...”

“Dos días antes, en cuanto nos quedamos solos, dijo:
- Quiero morir con dignidad”

“El problema de envejecer es que nos volvemos jóvenes”

Después de que leo su primera línea, aunque no quiera, paso a ser parte de la historia, porque él comienza como si asumiera que quien lo lee sabe de qué habla. Y como él ya lo da por hecho, no se lo puede desilusionar, y hay que descifrar de qué habla.


P.D. : Segundo libro de cónicas, debolsillo, septiembre, 2005




miércoles, 7 de noviembre de 2007

Persevera y triunfarás.

Pasé dos horas sentada en una sala a la espera. Necesitaba con urgencia la entrevista para el reportaje del viernes. A las cinco y media me instalé, la secretaria me miró con pena, luego se animó a decirme:
- Mirá que cuando llegue va a pasar un segundo y vuela, no creo que te escuche.
Pero yo no me retiraría. Ya me la habían postergado tres veces y ahora no habría vuelta atrás. Además tenía un libro. Descubrí que los libros son cómplices del ejercicio de forjar la paciencia. Hoy no tendría la entrevista en mi grabador si en la cartera no hubiese llevado al amigo Iván Denísovich. Además, la lectura disimulaba mi impertinencia.

P.D. : la imagen me provoca sensación de sala de espera, por eso la elegí. Es de Gettyimages.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Sin disimulo

Se puede discutir horas sobre la explicación de la belleza, si el pelo largo, corto, si claro u oscuro. Si los ojos, si gordo si flaco, alto o bajo. Pero la belleza no depende de nada de eso. Porque hay bellas gordas y flacas, y altas, y de pelo lacio y de rulos. La gente linda es la gente que es lo que es. La belleza es aquello que cierra en sí mismo, armónica, explícita. La belleza es. Sin disimulo. Es casi como un instante. La fotógrafa logró belleza en esta foto. En el sufrimiento auténtico de esta mujer. En su expresión se puede encontrar belleza, por ser tan horriblemente real.

P.D. : Madre inmigrante, Nipomo, 1936. Fotografía de Dorothea Lange.

El lado bueno de un insulto

A veces me molestan cosas insólitas. Por ejemplo, cuando entre las mujeres se llaman como insulto “yegua”. Creo que el caballo es un animal noble, y las yeguas nobles femeninas. Tienen una elegancia y un porte que las hace únicas. No hay nada más fascinante que ver al padrillo coquetear cuando aparece la yegua. Y ésta juega por un rato a la interesante. Además hay que verlas con sus potrillos. No entiendo dónde está el material de insulto.
En la foto, la yegua de Los abriles. Es todavía muy joven, atrevida y caprichosa. Se llama Guillermina(y se hace llamar Miss Billy). Y se cree que en Los abriles es la reina(je, y se confunde, claro).

martes, 30 de octubre de 2007

Un aplauso para los que aplauden

Mr R, el profesor inglés de Matemáticas, siempre alegaba contra los aplausos. Decía en su español complicado “Los urguaios siempra aplauden por chodo”. Tenía razón. Los uruguayos aplaudimos por todo. Cuando alguien dice algo bueno, cuando gana premio, cuando se termina un evento, después del feliz cumpleaños, al que llega tarde, al que se equivoca, al que le emboca, cuando se pierde alguien, cuando algo hace gracia, cuando aterriza un avión... hay aplauso hasta en la misa. Siempre tuve un complejo frente a los aplausos excesivos, me provocaban cierto rechazo. Pero confieso que cuando entré a facultad y caí en una clase que realmente disfruta del aplauso, me contagié del síndrome. Y me divierten los aplausos, entendí el entusiasmo que generan. Contagioso. Dejo mis prejuicios de lado, y cuando puedo, aplaudo. A la larga, de chiquitos de las primeras cosas que aprendemos a hacer es a aplaudir.

P. D. : Lo de la misa todavía no lo puedo lograr. Alguien me convenció de que en la misa no se aplaude, se canta. Y yo le creo. Y en el avión tampoco...pero ya lo superaré.

P. D. : En la imagen, T, S, y B, hace tiempo, en casa. Aplauden. (las manos que no se ven son las de S.).

A ella, gracias.

Hoy me desperté y era verano. Amanecí a las 11 y 15 de la mañana, un verdadero milagro. Por un momento, pensé que había aprendido a vivir sin dormir, hoy me di cuenta de que no, pues sigo lidiando con ese nefasto gen de dormilona. Afuera hay un sol divino, y adentro de mi cuarto, olor a verano. Me arden los hombros del sol, y me duele la espalda del agotamiento. Ayer me escapé de Montevideo, pasé el día en la playa leyendo Esto es Nueva York y meditando sobre qué voy a escribir el guión que tengo que entregar en unas horas. Punta del este estaba espectacular, el mar azul profundo, y la playa casi vacía. Al lado mío sólo corrían dos enanos- de tres años cada uno- que tenían conversaciones inéditas. Me di el primer baño del verano. Sola. Tenía ganas de estar sola, de pensar mil cosas, de disfrutar en silencio de esa sensación tan íntima del trabajo cumplido. Porque el trabajo creativo arrastra el alma del que lo hace, y la satisfacción es interna, surge de lo más hondo. Y luego cuesta volver a la normalidad, al equilibrio, a la rutina. Si alguien lo entendiera, sería más fácil. Pero nunca nadie lo entiende. Ayer fue el final de una etapa, y el principio de otra, la inauguré con un baño en el mar. Pensé que será de mí este verano, pensé en mi carrera, en las ganas que tengo de escribir. Pienso en mamá, y en su lucha eterna por que sus hijas sean, sobre todo, felices. Y le agradezco su paciencia en la locura de estos últimos días, y su grandeza por soportar el tener que vernos sufrir para conducirnos por el camino de los que aspiran a ser buenas personas. Porque la felicidad, el bien y la libertad nacen y mueren de una realidad única. A dónde vaya ahora espero dirigirme con la paz del que pisa firme, y ese entusiasmo del que no conoce lo que le espera. Ayer busqué un rato de descanso, una pequeña tregua en este mundo que va más rápido que yo. Y pensé en cuánto le tengo que agradecer. Tengo la gracia de que mi madre sea una mujer incondicional.

P.D. : Esto lo escribí la semana pasada. Después del fin de semana. Lleva exactamente seis días de atraso. Fue el miércoles.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Gotas de cristal

Hoy vimos Un viaje hacia el mar. Me acordé de Beto. Recuerdo el impacto que sentí cuando ,sobre el trote de su caballo, me contó que jamás había conocido el mar. Al año siguiente, también en septiembre, cuando lo volví a ver, M. ya lo había llevado. Y contó que Beto lagrimeó en la orilla. Tenía unos sesenta años, hombre de campo, gente de rigor, con pocas vueltas, ahorrador de palabras, y de emociones. Pero cuando vio el mar, se largó a llorar. Cuánto hablan las lágrimas de una persona.

martes, 16 de octubre de 2007

¿Culpables?

Por la culpa de la cámara de fotos en estas últimas semanas me perdí dos reportajes y una noticia.

Primera pérdida.
Salí a caminar por la rambla, llevé la cámara porque el día estaba lindo. Suelo salir a la rambla por una calle que tiene una cuadra corta (ese lugar me trae recuerdos adolescentes) y la única casa que ocupa la cuadra es la del tan polémico Robin Henderson. Me encuentro con que la casa tenía pegado en el cerco un gigante cartel, (una pancarta si soy más específica). Pensé en Eresfea, vaya si se divertiría de ver que la casa de tres pisos del Señor Henderson también se sumó a la distinguida moda de las pancartas.
En el cartel decía: “Viva la Justicia. Te queremos Tienda Inglesa”. Entonces, me sentí orgullosa de tener la cámara- quizá me había vuelto en verdad una periodista. Pero cuando me posiciono para sacar la foto: tragedia. Cámara sin pilas.

Segunda pérdida
Durante gran parte de la caminata pensé en lo que escribiría en el reportaje. Diría lo absurdo de que el gran hombre de negocios pegara pancarta en su casa. Y al mismo tiempo, diría que si todos nos pusiéramos la camiseta de lo que hacemos cómo lo hace este hombre, quizá Uruguay sería más Grande. Escribí todo el paseo por la rambla. A la vuelta, había oscurecido, y la casa del Señor Henderson se había llenado de autos. Doble pérdida, se me escapaba ahora además una noticia: Hoy Tienda Inglesa festeja el triunfo.

Epílogo
Me apuré a casa, busqué pilas, pero no había. Saqué las del grabador. Volví a lo de Henderson. También gastadas.
Si hubiese estado cerca de la civilización, hubiera podido comprar pilas. Siempre disfruté el vivir lejos y poder escuchar a los pajaritos de mañana, pero en aquel momento hubiese querido un comercio cerca muy por encima de los pajaritos. Volví a casa frustrada. Sé que estoy en un “dos mil siete de imágenes”. Ya no valen tanto las palabras, y a quién le importaría mi reportaje de Henderson sin la imagen.

Tercera pérdida
El Domingo de tarde vi circular por ciudad vieja a un grupo de niñas de doce años disfrazadas de vedettes. Había salido el sol y las niñas paseaban por una calle, gris y algo destruida, de bikini blanco y plumas de colores, a la hora de la siesta. Y ellas, encantadas. No tenía la cámara, pero pensé en un titular para el reportaje que me perdía. Todavía no se me ocurre, quizá porque me interrumpió la cara de mi padre si a los doce años nosotras hubiésemos emprendido semejante paseo dominical por Montevideo.

Epílogo
No me puedo quitar la imagen de la cabeza: El cielo celeste, las construcciones más lindas de Uruguay apagadas por paredes sucias y puertas clausuradas. La calle destruida, pero aún con algo de piedra. Y por el lado izquierdo un desfile de niñas semi-desnudas y con plumas de colores, al estilo de Bailando por un sueño. Y sonrientes. Tan sonrientes. Acepto sugerencias de titulares. Pensé en los comentarios del reportaje. Nosotras nos disfrazábamos de mamás, con carteras y tacos altos, si nos poníamos audaces, de modelos, y entonces nos maquillábamos. A los doce ya ni nos disfrazábamos, íbamos en la bicicleta a la placita. Y a mí de pequeña me acusaban de fatal... decían que me mandarían a las Carmelitas descalzas en donde me mantendrían calladita. ¿Habré tenido una infancia reprimida? Quizá si no fuera por culpa de mis padres hoy sería yo vedette. Y si no fuera por culpa de mi cámara, sería una buena periodista.


P.D. : Este post, como penitencia, no tiene imagen. Apuesta al valor de las palabras.

lunes, 15 de octubre de 2007

Con vida propia

Hoy, Andru y yo pasamos la tarde con Emma y Adolfo. Sí, Emma y Adolf. Ya no son más el producto de la imaginación sino que existen. Tienen vida. Nos divertimos mucho. Y ellos, se adoran. Hace tiempo que ya no son parte de mí, ¿A dónde se fueron? ¿De dónde salieron? Es una sensación muy rara. Fue uno de mis momentos preferidos en este camino.

P.D. : La imagen...a libre interpretación. Imposible de explicar. Como la sensación.

Ladran Sancho, señal de que cabalgamos.

Cuanto él más la ataca, más conciente es ella de que las cosas van bien. Ha sido duro el camino. Pero no hay duda de que a él le ha dolido aún más que a ella.
Ella jura que eso no es un consuelo. Doy mi palabra.

martes, 9 de octubre de 2007

Sonrisa descalza de una mujer elefante


Cuando creo que alguien tiene un problema serio de malos sentimientos me dan ganas de decirle que corra descalzo/a hasta Cerro Largo. Hace unos días, después de que se lo receté (en mis pensamientos) a tres personajes distintos, me pregunté cuál era la insólita explicación de mi razonamiento(porque lo preocupante es que en verdad creo que la receta calmaría muchos males). Correr, y sin zapatos, varios quilómetros apagaría muchas maldades. Me psicoanalicé para encontrar el origen a mi propuesta de recetario:
Me fascina andar descalza, por la arena, por la alfombra, sobre las baldosas frías en verano. Cuando estoy cómoda en un lugar, sin darme cuenta me descalzo. Cuando era chica corría en Atletismo, me quedaba después del colegio a practicar. Y empezamos a prestar atención a los serios consejos de los varones que nos aseguraban que descalzo se corría más rápido. Un día nos sacamos nosotras también los zapatos. Y nunca nos los volvimos a poner. Todavía si quiero, siento la sensación de los pies cuando rozaban el pasto frío en las carreras. También puedo sentir el vértigo del barro. Era en esta época, en octubre, cuando recién empezaba el calorcito. Tengo el recuerdo impregnado en los pies,. Era muy chiquita y llevaba nada más que el short y la remera. Los zapatos, en la mano. Eran tardes livianas, sanas. Lo único intenso eran las emociones. Y las carcajadas. Me gustaba correr carreras, y más me gustaba correr descalza. Libre, eso, me sentía libre. Ojalá estos individuos prueben correr descalzos, y si es posible, hasta Cerro Largo, para que el camino sea largo. Y así yo no voy a tener que aguantar más insultos. Mientras, aguanto. Aguanto. Ya he creado, como me enseñó mamá, piel de elefante. Pero confieso que quisiera pronto dejar de ser un cuadrúpedo y parar de esconder mi maldita y sensible piel. La que de niña sentía el roce del pasto con la planta del pie. Y la que sufre con los insultos.
P. D. : La imagen es de este verano, en "Los abriles", era la única que tenía en la que sólo aparecían mis pies. Quien tenga imaginación, que los vea descalzos.
P.D. : Otro día explicaré por qué Cerro Largo.

miércoles, 3 de octubre de 2007

¿Y quién era el freak?

Un examen que me torturó en la vida (además de la libreta de conducir, claro) fue Maths Methods. Yo solita me metí en el desafío de hacer ese curso de dos años en uno. Me acuerdo de las noches previas al examen, hacía ecuaciones y derivadas primeras y segundas en los sueños. También alguna integral. Lo salvé, pero nunca me pude deshacer de la secuelas. En las épocas en las que estoy bajo mucha presión, a veces me despierto al intentar resolver una derivada segunda. Esta mañana amanecí después de una complicada noche matemática. Entonces, me di cuenta de que era momento de recuperar la tranquilidad. Y trabajé para lograrlo. Hoy volvió a ser un lindo día. Espero que de noche ya no sueñe ni con integrales poco claras ni con personajes muy oscuros.

lunes, 1 de octubre de 2007

Las del Maruti rojo

Ayer partió el Maruti. Quedaron los recuerdos. Las interminables historias a bordo de esa pequeña institución roja.
Habían pasado sólo dos horas de su partida y recibo un mensaje:

- "Pasé por ahí y no vi el Maruti, ¿lo robaron o algo?"

- "................................................" (hago tooooda la explicación).

- "Ja, ja, ok me había preocupado, es un sentimiento el Maruti, me quedo tranquilo entonces, qué bueno que le encontraron solución. Beso,"

Así será, calculo, con todos los que disfrutaron del espelendor de sus paseos. Con los protagonistas de su existencia.

P.D. : El de la foto es un intento de Maruti, pero no le llega ni a las ruedas. Ya voy a encontrar la foto adecuada para presentar al auténtico. Algún día también voy a explicar la jugosa historia de cómo llegó el Maruti a nuestro dominio(al de V. , y al mío).

P.D. : Me hice la viva y puse en negrita lo que tuve que cambiar del mensaje. El resto es textual.

Amigas

Hoy hablé con T, hace días que no la veía. Le conté lo que pasó.
- ¿Por qué no me llamaste ?
- Porque eran las cuatro de la mañana, y al otro día tenía que estudiar y que hacer mil cosas del corto.
- Viste que a vos siempre te pasan las cosas justo cuando tenés que estudiar, o alguna entrega, o hacer algo...
- Es que siempre tengo alguna entrega, o que estudiar, o hacer algo, es como que no para... y es obvio que en el medio pasan las cosas...
- ¿Sabés lo que se me acabada de ocurrir?
- ...
- Tenés que elegir un día a la semana y reservarlo para digerir las historias, le ponemos: “Día de drama”
- JUAJUAJUA.
- ¿Los miércoles?
- Escribir guión.
- ¿Los martes?
- Cada quince días, informe.
- ¿Viernes?
- Este viernes tengo que ir a hacer prueba de cámara a la anciana.
- ¿Sábado?
- Sábado.
- Además ahora que pienso, este sábado hay partido. Clásico, Old boys… contra los belez...
- Mejor.
- Charlamos en el partido entonces. Vamos todas.
- No. No...no quiero charlar, no tengo ganas de charlar con nadie. Sólo nos sentamos al sol, ¿Ta?
- Ta.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Silencios

Alguien una vez le dijo que tenía el alma silenciosa. Tenía razón. Se da cuenta de que las cosas más profundas, las de más adentro, no siempre las quiere decir en palabras. Las guarda hasta que alguien las descubra. Salen en su forma de vivir, de mirar, capaz hasta de reírse. Pero no con las palabras. Y cuando las personas se enojan porque no entienden, mantiene la calma. Quien sabe mirar, sabe descubrir. No lo hace por gusto, y por eso no lo puede evitar. Tiene un alma silenciosa, que toma su tiempo para encontrar esas palabras, aquellas emociones, porque disfruta de la paz. Es quizá, la defensa innata de los que tienen la desdicha de ser demasiado transparentes, de no poder esconder una sonrisa o una tristeza en los ojos. Es la defensa del que sabe que puede ser vulnerable a los sentidos. Hoy quiere que su alma esté en silencio. Hay cosas para las que no se necesitan palabras. Esas que-como la vida- nacen de un misterio.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Planes.

Ya es una decisión tomada. Este fin de semana me voy a dedicar a:
Dormir.
Leer.
Mirar películas.


P.D. : La imagen es de gettyimages.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

La lógica.


María no estaba dormida aún, pero estaba cansada y aprovechó la compañía para reposar. Hizo todo lo posible para que pereciera que dormía. Así nadie la molestaba. El pequeño tiene dos años- es su ahijado- y juega en la alfombra con un puzzle. Sus tíos juegan con él. S. dice con sorpresa:
- ¿Y María?
A. señala a su hija en el sillón. Se ríe.
- Murió.
El niño mira a A., mira a María, y pregunta con mucha naturalidad:
- ¿Murió?
Todos se ríen. El niño no. Mira fijo a A. porque espera una respuesta.
- No Juanma, está dormida.
Entonces, él sigue jugando.


P.D. : En la imagen: Juanma, (el verano pasado).






Damas y caballeros.

Hoy es el cumpleaños de mi abuela. Hace un rato, llegaron todos del festejo(yo comí con ella al mediodía porque sabía que no iba a poder ir al festejo). Resulta que mi abuela había pasado muy contenta. Uno de sus nietos varones(tiene un lote), el de veintirés años, llegó con un ramo de flores para ella. No estuve en el momento, pero me imagino la cara de mi abuela. Así son los hombres
valientes. Y así, las hacen felices a ellas.

P.D. : La imagen es de Gettyimages.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Sin palabras.




Hay gestos de las personas que me quedan grabados en la memoria. Únicos. Que por un instante las definen, las vuelven perfectas.
Estos tres, son ejemplos de gestos que se me hace imposible olvidar.
Pero en clase de guión entendí que tengo que ver Verdaderas Películas. Por eso, por un tiempo me despido de ellos, y de las tres películas en las que los descubrí.
De Jude me llevo el recuerdo de la sonrisa, y de esa bufanda.
De Orlando, las manos más perfectas que vi. Y el acento.
De Ryan, la mirada para morirse.
Están en orden de preferencia, por ahora. (Aunque Ryan capaz hubiese subido un puesto si hubiera estado afeitado).

domingo, 16 de septiembre de 2007

Del lado de los Felices.

Hay personas que viven en busca de la felicidad, nunca son felices con esa excusa de que la están buscando : “cuando tenga plata”, “cuando consiga el trabajo”, “cuando sea flaca”, “cuando tenga éxito”. Hay otra gente en cambio que sabe que la felicidad puede ser una forma de vivir, y que se elige. La vida es un regalo, y la felicidad una responsabilidad, la forma de agradecer, y de hacer que este pasaje por el mundo no sea en vano. La felicidad plena son instantes, momentos perfectos. La otra felicidad, la de vivir, no es plena, pero sí es intensa, hay que lucharla, porque se elige. Y lo que se elige, se lucha. Recuerdo que de golpe, un día, me enteré de que alguien- siempre muy feliz- estaba enfermo, y de que siempre había estado enfermo. A esas personas las admiro. Admiro la fortaleza de saber cargar una cruz con tanta felicidad, y de saber darle la dimensión justa, para que en verdad una enfermedad no sea más que una cruz. Admiro a los que saben ganar la lucha contra el dolor, a aquellos que son capaces de encontrarle sentido al dolor. Algo voy aprendiendo de la vida, saber sufrir, y saber ser feliz. Me acuerdo de aquello que dice mamá: en esta vida hay dos tipos de personas, los que eligen estar del lado de los felices, y los que eligen estar del lado de los infelices. Me gusta la gente luchadora, y Dios quiera que podamos ser como ellos. Porque es difícil. Muy difícil. Pero esa gente, pase lo que pase, va a se feliz. Pase lo que pase, le va a haber valido la pena vivir. Y por eso los admiro.

P.D. : El 14 de septiembre fue para mí un momento de esos de felicidad plena. Y recordé otra cosa que dice mamá: Ganar con humildad y Perder con dignidad. Y después, disfrutar con intensidad del triunfo. No se me borró la sonrisa de los ojos. Y eso que mis ojos son pequeños pequeños.

P.D. :La imagen es de mi flor favorita. Me llevó 22 años encontrarla(juro q tenía la preocupación de no tener una flor favorita) pero es perfecta: pequeña y celeste. Se llama Nomeolvides. Quizá en esta montaña que subo ahora, encuentre algo que me fascine tanto como los Nomeolvides.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Chau, gracias.


En los ómnibus de Montevideo existen leyes de comportamiento, y al que no las cumple se lo observa con desprecio, se lo concibe como un inadaptado que no leyó la Constitución del transporte público. El pasajero debe racionar las palabras, el que está sentado del lado de la ventana, cuando llega el momento de bajarse mira a su vecino, se levanta y con un simple gesto mudo se hace entender para que el vecino lo deje pasar. Pero jamás debe emitir sonido, las palabras salen caras arriba de un ómnibus. Cuando la situación se da al revés, y el pasajero de al lado de la ventana entra y se quiere sentar, se posiciona en silencio para que el que está sentado en el pasillo lo deje pasar, si éste tiene los ojos cerrados, debe esperar a que los abra, y cuando lo hace, al distraído lo miran todo el resto de los tripulantes con aire de acusación. Pero jamás se le avisa, no se puede hablar. Si entra algún conocido existen dos alternativas para no poner en riesgo el ahorro de vocablos: mirar para el otro lado, o hacerse el dormido- “Qué pereza tener que sacarle charla de acá hasta el centro a éste”- esa es la justificación de la regla. A la llegada es grave saludar al conductor, pero en la bajada ya es pecado. El que entrega un billete grande lo hace con culpa y el conductor le contesta con un sarcasmo en la mirada, pero todo en silencio. Violó una regla, pero si habla estaría violando dos . La única excusa es el celular, porque la culpa la puede asumir el otro y nunca es un pasajero. El que no sabe dónde bajarse debe sentir vergüenza, pero si se atreve a molestar y pregunta, el conductor contesta en una frase sin artículo, sin verbo y sin predicado, sólo el sujeto:

- Soca, Nariño, Boulevard.
- Pero...
- Soca, Nariño, Boulevard.

Todos los días comparto diecinueve minutos exactos con una tripulación. Nos vemos casi cien minutos a la semana. Todas las semanas. Pero somos desconocidos: con la sexagenaria de los sacos largos, con el hombre del gorro de lana, con la chica de los vaqueros bajos, con el chico del portafolios del ABN, con la niña del pelo indomable, con la de los pantalones apretados. Somos sombras que pasamos todos los días, que compartimos espacio y tiempo y nada más. Porque en el bondi no se habla, vamos y volvemos. En nuestras vidas paralelas.
Pero todos los días de la vida peco, cuando me bajo emito dos palabras. Y ayer comprobé que hacen una diferencia.

P.D. :Ayer me olvidé de la plata para el boleto, cuando estaba arriba y me di cuenta, le avisé al conductor lo acontecido, le dije que me bajaba, no iba a viajar gratis. Que en la próxima parada descendería.

- Vas para tu casa
- si...
- Entonces yo te llevo – como siempre.
Por tres años me animé a romper las reglas. Ayer las rompió él. Me sorprendió. Y yo le agradecí en el alma, porque lo de él sí fue valiente. Además hacía frío y llovía. Cuando me bajé agregué un adjetivo a mi pecado. Chau muchas gracias.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Llegó.


Thanks God it's friday.






P.D. : Elegí la imagen porque hoy tengo sensación(o ilusión) de verano. Es en la Isla Gorriti, desde el Victoria María.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Resaca de un padre


Anoche me desperté en un mundo sin paredes
En una mañana sorda
En un verano detenido.
No me levanté, y tampoco me quedé acostado,
No dormí, y no estuve despierto.
Me hundí en un zumbido perverso,
Y encontré un lugar en la ausencia.
Mi lugar en el mundo.

Él abrió la puerta y se acercó descalzo,
Ya era casi tan alto como para verme en la cama
Y su manito ahora no envolvía más mis dedos.

Aún guardaba el misterio del mudo
Y la simpleza de quien todavía

no repitió la experiencia del otoño.

Lleva mi nombre, una injusticia superlativa,
Y mis ojos, un consuelo egoísta
Él es mi esperanza, yo soy su cruz.

Atravieso una vida que no recorro
Con aliento a fuego, respiro los días inexistentes
Con sorbos ardientes, adormezco el alma vacía
Y con besos de vidrio, enveneno la memoria sucia
Él es mi esperanza, yo soy su cruz.

Jamás descubrí el amor hasta que lo conocí,
Pero yo para él soy un desconocido,
Y para el amor, un indescubierto.
No lo pude ver nacer, y no podré verlo crecer
Porque la noche que llegó
yo estaba abrazado a mi debilidad,
y el día que crezca,

estaré hundido en mi condena.

Lo abandoné por mil copas en la noche
y lo olvidé con las resacas de la tarde
Sueño su voz de hombre
pero miento, porque sé que jamás
tendré la gracia de oírla.

Y si pudiera, lloraría
Porque sé que soy el culpable
De haber crucificado mi esperanza.

Pero no puedo, porque mis lágrimas,
Como mi vida, quedaron secas.

martes, 4 de septiembre de 2007

S.O.S

Detesto la palabra estrés. Y detesto mencionarla. Pero no lo puedo evitar: estoy estresada. Por eso, porque tengo que combatir esa maldición, abro la ventana de mi cuarto para sentir el calorcito de septiembre ( que siempre tiene sabor a novedad) y hago una lista de veinte pequeñísimos placeres ombliguísticos que disfruto. Recordarlos me hace olvidar de que me falta Tiempo para hacer las mil y una cosas que debo hacer esta semana, y por un instante, me convenzo de que el estrés no existe. O al menos, de que no vale la pena.

1. Dormir con la ventana abierta en verano.
2. Bañarme en el mar.
3. Bailar.
4. Leer a la sombra.
5. Galopar.
6. Tener un ataque de risa.
7. Escuchar música.
8. Andar descalza.
9. Conocer un lugar nuevo.
10. Luego, volver.
11. Comer churrascos en la estufa el domingo.
12. Mirar una buena película.
13. Correr.
14. Espiar las conversaciones entre los niños.
15. Usar vestido.
16. Caminar sin apuro.
17. Vivir sin apuro.

P.D. :No están en orden. Hay dos que no voy a confesar. Y uno que vale doble (el N° 17). Otro día haré la lista de los placeres compartidos, pero lo de hoy no fue sólo un post, fue una terapia egoísta.


P.D. : La imagen es de Maitena.

jueves, 30 de agosto de 2007

Historia de pelotas

El episodio más insólito de mis intentos de tenista ocurrió cuando yo pesaba no más de veinte kilos, y medía casi tanto como la red. Sospecho que ese día habría recibido energías bonificadas, porque si por mi fuerza se tratara no hubiese ocurrido lo que aconteció.
Nuestro instructor se llamaba Marcelo, recuerdo (quién, gracias al cielo, hace tiempo decidió partir para Francia). Tenía unos cuarenta y pico de años y era padre de tres niños hasta aquel momento (y sospecho que hasta siempre). Vicky y yo lucíamos unos paquetísimos equipos (la principal herramienta que papá había utilizado para persuadirnos de compartir su afición tenística): falda azul oscura, remera blanca y championes blancos y azules. Todo el equipo combinaba (admito que el recuerdo de aquella pequeña falda aún me produce fascinación). El hombre se paraba de un lado de la red y nosotras del otro. Nos lanzaba las pelotas y nosotras se las devolvíamos- una vez Vicky, y otra vez yo. Así transcurrían todas las clases con el señor Marcelo. Sobrias, y quizá- confieso- un poco aburridas. Pero en una de aquellas clases, y con aquel hombre, viví el episodio que marcó para la eternidad mi historia en el deporte de blanco.
Un martes de primavera (a la estación atribuyo mis energías excesivas de aquel día) devolví las pelotas con tanto entusiasmo y tal puntería que a una la hice aterrizar – seca, sin siquiera picar antes- en el territorio privado de la anatomía del señor Marcelo.
Pero lo más traumático del episodio no fue lo sucedido, sino que la reacción que aquello provocó. El hombre se cubrió su zona golpeada y se dedicó a exteriorizar su dolor con alaridos. Yo miraba a Vicky – dos años mayor- en son de auxilio. Pero mi hermana con una expresión perpleja, se mantenía muda. Ni siquiera respiraba, movía la cabeza para mirarme (inmóvil, de un lado de la red), y luego la volvía a él (del otro lado de la red) quien ya había tirado su raqueta al suelo para poder cubrirse la zona lesionada con las dos manos. Fue un instante eterno. Juro que pocas veces había escuchado yo gritar a alguien con tanto ímpetu como lo hacía aquel hombre, y con tan poco disimulo frente a su verdugo. Quizá por mi condición femenina no era yo capaz de poder vivir con suficiente compasión el momento doloroso que el individuo atravesaba. Me preguntaba cómo hacer para remediar el asunto, y confieso que temí haber asesinado al serio y sofisticado Señor Marcelo de un pelotazo en los genitales.

P.D.: Hasta que por fin un día el instructor partió al Hemisferio Norte, tuve que soportar, en cada una de las clases, a mi hermana susurrarme al oído- y entre carcajadas- que tuviera cuidado con la fragilidad de ciertas zonas en la cancha del señor Marcelo.

lunes, 27 de agosto de 2007

Perro que ladra no es ñandú


Paula es el ñandú de la estancia, reside allí desde hace años y, por andar con compañías equivocadas, en el último tiempo se convenció de que es un perro. Cuando llegamos al campo corre a recibirnos, cuando salimos a caballo nos sigue, cuando nos tiramos a leer, se echa a nuestros pies. Lo único que delata su verdadera especie es que come todo lo que ve, y que todo lo que come se ve; la última vez, le vi circular a través de su cuello – fino e interminable- la silueta de un palillo de colgar ropa.

Por eso Coppelia

Hoy recordé la primera vez que pisé un escenario. Estaba feliz mientras bailaba. Tenía ocho años, y fui Coppelia. Alguien lo supo antes que yo.



P.D.: La imagen es de Gettyimages.