miércoles, 17 de octubre de 2007
Gotas de cristal
Hoy vimos Un viaje hacia el mar. Me acordé de Beto. Recuerdo el impacto que sentí cuando ,sobre el trote de su caballo, me contó que jamás había conocido el mar. Al año siguiente, también en septiembre, cuando lo volví a ver, M. ya lo había llevado. Y contó que Beto lagrimeó en la orilla. Tenía unos sesenta años, hombre de campo, gente de rigor, con pocas vueltas, ahorrador de palabras, y de emociones. Pero cuando vio el mar, se largó a llorar. Cuánto hablan las lágrimas de una persona.
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4 comentarios:
Me hubiera gustado ver los ojos de M. entonces...
no se de las gotas, pero que ver el mar cambia miradas estoy segura.
¡Vuelve al blog, que me quedé con los ojos secos!
Je. Ya estoy de vuelta Eresfea.
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