Pasé dos horas sentada en una sala a la espera. Necesitaba con urgencia la entrevista para el reportaje del viernes. A las cinco y media me instalé, la secretaria me miró con pena, luego se animó a decirme:
- Mirá que cuando llegue va a pasar un segundo y vuela, no creo que te escuche.
Pero yo no me retiraría. Ya me la habían postergado tres veces y ahora no habría vuelta atrás. Además tenía un libro. Descubrí que los libros son cómplices del ejercicio de forjar la paciencia. Hoy no tendría la entrevista en mi grabador si en la cartera no hubiese llevado al amigo Iván Denísovich. Además, la lectura disimulaba mi impertinencia.
P.D. : la imagen me provoca sensación de sala de espera, por eso la elegí. Es de Gettyimages.
Pero yo no me retiraría. Ya me la habían postergado tres veces y ahora no habría vuelta atrás. Además tenía un libro. Descubrí que los libros son cómplices del ejercicio de forjar la paciencia. Hoy no tendría la entrevista en mi grabador si en la cartera no hubiese llevado al amigo Iván Denísovich. Además, la lectura disimulaba mi impertinencia.
P.D. : la imagen me provoca sensación de sala de espera, por eso la elegí. Es de Gettyimages.
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