lunes, 4 de enero de 2010

Años


Las vacaciones me vuelven a encontrar con personas que no veía desde hace tiempo, y últimamente me doy cuenta de que los años parecen más cortos(aunque no fue el caso del 2009), cada vez más me encuentro con gente que me dice con sorpresa que hace "años" que nos vemos, y lo de años es enserio.  Pero lo más raro es cuando de golpe uno se da cuenta de que hace "años literales" que no ve a personas que fueron muy importantes, que dejaron huellas grandes en nosotros y que las tenemos tan presentes que no nos dimos cuenta de que no las vimos hace más de un año. Y es raro no ver más a esas personas que cuesta dejar atrás. Ojalá entonces sea un año de reencuentros, o de nuevos horizontes. 

domingo, 26 de octubre de 2008

Elecciones.


Hace poco conocí a alguien famoso, reconocido, admirado. Recuerdo que él entró y se paró cerca del escritorio donde yo estaba sentada. Miramos para afuera porque el Sol había teñido de rojo las azoteas de todo el barrio de pocitos. Yo tenía vértigo y no me acerqué al balcón, casi no podía respirar al verlo apoyar las manos firmes sobre la baranda del piso décimo. Mientras él comentaba la luz del Sol recuerdo que yo aproveché un instante para observarlo, en detalle, sin temor. Y me di cuenta de que cargaba cierta tristeza en la mirada. Casi sin pensarlo le pregunté si era feliz. Entonces él se calló y yo me apuré a elaborar en mi mente las mil excusas que justificaran mi atrevimiento, mi estúpido atrevimiento. Pero en vez, largué otra pregunta.
– Tiene algún precio, tanta fama...¿?
Y él contestó sin siquiera pensarlo.


- La soledad, mucha soledad.
Entonces le pregunté si hubiera cambiado algo de su vida, si haría algo diferente si alguien le diera la oportunidad de empezar otra vez. Y él tampoco tardó en contestar.
- Demasiadas.
Después hizo un
silencio y apagó sobre el piso de la terraza el cigarrillo que estaba fumando.
- Me rodearía de más gente que me quisiera y no tanto de gente que me admirara.
Me sentí ofendida, era yo allí parada detrás de su ancha espalda la más fiel admiradora. Le miré los zapatos para esconder la mirada. Y él continuó.
- La gente que te admira te hace sentir que te eleva en el aire, la que te quiere te hace sentir ensanchado en la tierra. Yo prefiero vivir en la tierra, lleno.
Y ahí me lo dijo
- Pero viví en el aire, elevado, mientras todos me admiraban y ponderaban.

Le dije que no compartía del todo lo que decía, que estaba siendo extremista, y no le gustó que yo discrepara.

Cuando le sonó el celular cerró la puerta de la terraza y yo me tuve que ir porque perdía el ómnibus. Lo saludé de lejos y lo contemplé por última vez para guardar en mi memoria el momento en el que había conocido a semejante personaje. Allí quedó él, parado en la terraza con la espalda ancha de tantos logros, la piel resplandeciente y las patas de gallo acentuando la belleza de su rostro. Cerré la puerta y salí apurada.
Cuando llegué al ascensor me sentí decepcionada, lo imaginaba distinto. Tenía razón, la gente que lo admira lo observa, lo analiza, lo hace sentir grande, pero no lo acompaña. Quizá no le gustó lo que le dije, y por eso se fue. Y allí quedó él, sólo.
P.D. : La imagen es en Buenos Aires, en la Recoleta, hace unos meses.

martes, 14 de octubre de 2008

Pequeña Miss Sunshine



Hace unos días escuché ruidos en el jardín.
- Hay alguien - le dije a I.
Pero el ladrón se escondió. Y pareció que no hubiera nadie.
Al otro día me encontré con que nos habían arrancado la bocina. Sí, la bocina. Antes se llevaron el buzón de la casa, ahora atacaron la bocina del auto. Pero no la pudieron robar, tres fieles cables la sujetaron para no dejarla ir.
Del volante del Subarito (así llamamos al automóvil) quedó una colgante bocina que suena(con vida propia) al compás de los movimientos del vehículo, si lo detengo, suena, si dobla, suena, y si anda por más de dos cuadras seguidas, suena. Es un alegre cantar para esta ciudad tan calma. Al principio sentía un poco de vergüenza, ahora me divierto y recuerdo la escena de Pequeña Miss Sunshine en la que la familia circula por las calles con el incansable sonar de la bocina. Los guiones son inspiración de la realidad. Sin duda.
P.D. : Me gustaría haber puesto de imagen la cara del resto del tráfico montevideano mientras el Subarito chilla en circulación.

martes, 7 de octubre de 2008

Apasillamiento


Me apoyé contra la pared de un corredor y observé, detenida. Sonidistas, actores y directores circulaban sin descanso, y yo parada en silencio. Fascinada, tan campante. Un hombre, de pelo oscuro y voz fuerte, gritaba cada  vez que pasaba cerca mío “nooooseeeeaaaaaapaaaasillllllen”, y las cosas seguían dando vueltas. Actores, maquilladoras, directores, sonidistas, el dueño del perro, el perro, las asistentas. Y el hombre, a modo de peaje, repetía cada vez "noseeeeeeeapasiiiiiiiiiillen".
Cuando ya había pasado casi una hora, varias tomas, más de una escena, y hasta cambio de actores, se hizo un receso. Al pasar cerca mío el gritón me guiñó el ojo y me lo dijo en secreto: "noseapasillen". Entonces me di cuenta. Actores, directores, sonidistas, el perro, todos se retiraron, y quedé yo parada contra la pared del corredor; encima mío dos carteles idénticos "no pararse en el pasillo por favor". Uno a mi izquierda y uno a mi derecha.
Al otro día, cuando volví, noté que nadie, salvo el hombre de la voz fuerte, se había percatado de mi superlativo papelón...Cuando aparecí, me miró con complicidad y sonrió.
Lo mío, supongo, fue torpeza de principiante. Lo de él, sospecho, paciencia de experiente.
P.D.: Sé que la palabra experiente no existe, pero no me importa.

Después


Volver es difícil. Después de un invierno silencioso Coppelia retorna, y no se atreve a encontrar un texto que pueda colmar las expectativas de quienes tuvieron la paciencia de esperarla durante esta larga ausencia. Por eso, y para ustedes, este fragmento de Elio Vottorini en Cerdeña como una infancia que, no sé ni por qué, tanto me gusta.


“Yo sé qué significa ser feliz en la vida, y la bondad de la existencia, el gusto de la hora que pasa y de las cosas que se tienen alrededor, aún sin moverse, la bondad de amar esas cosas, fumando, y una mujer en ellas. Conozco la alegría de una tarde de verano leyendo un libro de aventuras de caníbales, semidesnudo en una chaise-longue ante una casa en la colina que mira al mar. Y muchas otras alegrías a la vez: estar en un jardín al acebo y escuchar cómo el viento mueve apenas las hojas (las más altas) de un árbol; o en una renal sentir agrietarse y derrumbarse una infinita existencia de arena; o en el mundo poblado de gallos levantarse antes del amaneces y nadar, solo en toda el agua del mundo, cerca de una playa rosa. Y no sé qué es lo que pasa por mi rostro en esas felicidades mías, cuando siento que viviendo se está bien: no sé si una dulzura soñolienta o más bien una sonrisa.”


P.D. : En la imagen V., con su Porteño. Un homenaje al buen tordillo que no pudo sobrevivirlo, a este invierno.

jueves, 21 de agosto de 2008

To the bravehearts.



Hoy alguien me dijo algo que da sentido a muchas cosas, y que vale la pena repetir: “La vida no deja de lado a los que se la juegan. Dios no deja de lado a los que se la juegan".

sábado, 2 de agosto de 2008

Despacio


De a poco, y en silencio, todo va tomando su rumbo y las cosas vuelven a su lugar. A veces miro en perspectiva y entiendo, la vida da mil vueltas pero, sin explicación ni apuro, todo vuelve al lugar al que pertenece. Hoy, por fin, me despierto y vuelvo a escribir. Agosto será un mes de muchas emociones.